jueves, 8 de octubre de 2009

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No sé, ya ni
siquiera tiene
sentido
preguntar otra
vez si en algún
momento
te
habías ido,
si eras tú
la que golpeó
la puerta
al salir
en el instante
mismo en que yo
resbalaba al olvido

J. Cortázar

miércoles, 7 de octubre de 2009

Septiembre 6 de 2005

nada mejor que la cama, ¿será que no tiene ese toque artificial, gris y monótono? Es un lugar en el que no paso la mayor parte del tiempo, pero aún así es especial, porque tiene una puerta que lleva hacia la azotea, es como la salida al espacio exterior, la puerta para cruzar la atmósfera... y veo, como diría Neruda: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

A veces me asomo a la venta y miro hacia a la calle, los grandes árboles que se tragan la luz y ensombrecen la calle, suis troncos fuertes y llenos de surcos, como si fueran las piernas de los gigantes que antes habitaron la ciudad, debieron ser dioses reencarnados en árboles y ahora habitan esta ciudad de chapopote, postes de luz y semáforos.

Desde la azotea se ven las calles aledañas a donde yo vivo, una vista divina. Las personas caminan, corren; parecen pequeñas hormigas en busca de nada, pasan neuróticas en sus carros, con su prisa inalcanzable. Temen que los aplasten los gigantes, y detrás también siguen las generaciones caóticas, dispersas, asfálticas.