viernes, 9 de julio de 2010

"desear: desear que tu deseo y el objeto deseado sean la misma cosa; soñar con el cumplimiento inmediato, en la identificación sin separaciones del deseo y lo deseado:
reconocerte a ti mismo:
reconocer a los demás y dejar que ellos te reconozcan: y saber que te opones a cada individuo, porque cada individuo es un obstáculo más para alcanzar tu deeo:
elegirás, para sobrevivir elegirás, elegirás entre los espejos infinitos uno solo, uno solo que te reflejará irrevocablemente, que llenará de una sombra negra los demás espejos, los matarás antes de ofrecerte, una vez más, esos caminos infinitos para la elección:
decidirás, escogerás uno de los caminos, sacrificarás los demás: te sacrificarás al escoger, dejarás de ser todos los otros hombres que pudiste haber sido, querrás que otros hombres —otro— cumpla por ti la vida que mutilaste al elegir: al elegir sí, al elegir no, al permitir que tu deseo, idéntico a tu libertad, te señalara un laberinto sino tu interés, tu miedo, tu orgullo:
temerás al amor, ese día:
pero podrás recuperarlo: reposarás con los ojos cerrados, pero no dejarás de ver, no dejarás de desear, porque así harás tuya la cosa deseada:
la memoria es el deseo satisfecho
hoy que tu vida y tu destino son la misma cosa."

(La muerte de Artemio Cruz, Carlos Fuentes, p. 209)

miércoles, 7 de julio de 2010

Rayuela/71

Se puede matar todo menos la nostalgia del
reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor,
en todo lo que
profundamente atormenta y desata y engaña.

(Julio Cortázar)

martes, 29 de junio de 2010

Vacuidad

A veces el aire ya no es suficiente. A veces el viento se olvida de acariciarte. ¿Qué no daría yo por tener su levedad, su sutileza y su transparencia, aunque fuera por un sólo momento?
Y estar contigo. Tan dentro de ti, imperceptible. Una soledad llena de vagas ausencias, es lo único que me queda... intento la normalidad, la rutina. No lo consigo.
Ya nada es extraño. Ni tu silencio, ni tus pasos invisibles en la ciudad del mar... Ese infinito enmarañado en tus pupilas se ha convertido en el último respiro de los enfermos de amor, de olvido, de muerte y de desencanto.
Ya nada es extraño en el asfalto de mi corazón.

yo

nunca sé nada

jueves, 8 de octubre de 2009

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No sé, ya ni
siquiera tiene
sentido
preguntar otra
vez si en algún
momento
te
habías ido,
si eras tú
la que golpeó
la puerta
al salir
en el instante
mismo en que yo
resbalaba al olvido

J. Cortázar

miércoles, 7 de octubre de 2009

Septiembre 6 de 2005

nada mejor que la cama, ¿será que no tiene ese toque artificial, gris y monótono? Es un lugar en el que no paso la mayor parte del tiempo, pero aún así es especial, porque tiene una puerta que lleva hacia la azotea, es como la salida al espacio exterior, la puerta para cruzar la atmósfera... y veo, como diría Neruda: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

A veces me asomo a la venta y miro hacia a la calle, los grandes árboles que se tragan la luz y ensombrecen la calle, suis troncos fuertes y llenos de surcos, como si fueran las piernas de los gigantes que antes habitaron la ciudad, debieron ser dioses reencarnados en árboles y ahora habitan esta ciudad de chapopote, postes de luz y semáforos.

Desde la azotea se ven las calles aledañas a donde yo vivo, una vista divina. Las personas caminan, corren; parecen pequeñas hormigas en busca de nada, pasan neuróticas en sus carros, con su prisa inalcanzable. Temen que los aplasten los gigantes, y detrás también siguen las generaciones caóticas, dispersas, asfálticas.