viernes, 9 de julio de 2010

"desear: desear que tu deseo y el objeto deseado sean la misma cosa; soñar con el cumplimiento inmediato, en la identificación sin separaciones del deseo y lo deseado:
reconocerte a ti mismo:
reconocer a los demás y dejar que ellos te reconozcan: y saber que te opones a cada individuo, porque cada individuo es un obstáculo más para alcanzar tu deeo:
elegirás, para sobrevivir elegirás, elegirás entre los espejos infinitos uno solo, uno solo que te reflejará irrevocablemente, que llenará de una sombra negra los demás espejos, los matarás antes de ofrecerte, una vez más, esos caminos infinitos para la elección:
decidirás, escogerás uno de los caminos, sacrificarás los demás: te sacrificarás al escoger, dejarás de ser todos los otros hombres que pudiste haber sido, querrás que otros hombres —otro— cumpla por ti la vida que mutilaste al elegir: al elegir sí, al elegir no, al permitir que tu deseo, idéntico a tu libertad, te señalara un laberinto sino tu interés, tu miedo, tu orgullo:
temerás al amor, ese día:
pero podrás recuperarlo: reposarás con los ojos cerrados, pero no dejarás de ver, no dejarás de desear, porque así harás tuya la cosa deseada:
la memoria es el deseo satisfecho
hoy que tu vida y tu destino son la misma cosa."

(La muerte de Artemio Cruz, Carlos Fuentes, p. 209)

No hay comentarios:

Publicar un comentario