martes, 29 de junio de 2010

Vacuidad

A veces el aire ya no es suficiente. A veces el viento se olvida de acariciarte. ¿Qué no daría yo por tener su levedad, su sutileza y su transparencia, aunque fuera por un sólo momento?
Y estar contigo. Tan dentro de ti, imperceptible. Una soledad llena de vagas ausencias, es lo único que me queda... intento la normalidad, la rutina. No lo consigo.
Ya nada es extraño. Ni tu silencio, ni tus pasos invisibles en la ciudad del mar... Ese infinito enmarañado en tus pupilas se ha convertido en el último respiro de los enfermos de amor, de olvido, de muerte y de desencanto.
Ya nada es extraño en el asfalto de mi corazón.

yo

nunca sé nada